viernes, 20 de septiembre de 2013

EL AYAHUASCA NO HACE MILAGROS PERO TE AYUDA

Medicina alternativa, denominada medicina complementaria, aproximaciones no convencionales a la curación y la salud,  se considera ahora complemento de la medicina occidental convencional. Algunas de estas técnicas han conseguido gran aceptación y aprobación tanto por médicos convencionales como por el público general, pero otras se siguen viendo con recelo, y en ocasiones hostilidad, por parte de la profesión médica en general. La medicina convencional  no siempre propone soluciones definitivas a todos los problemas de salud que plantea el ser humano. Es por esta razón que han surgido nuevas formas de aliviar las dolencias tanto físicas como mentales que han sido circunscritas bajo el nombre de "terapias alternativas". La mayoría parte de la base de que para recobrar el bienestar físico hay que recuperar antes el equilibrio psíquico y emocional, en el entendimiento de que cuerpo y mente son un todo in disociable. Algunas terapias forman parte del arte de curar desarrollado por pueblos milenarios, mientras otras asocian filosofías orientales con ejercicios y masajes que mejoran el control físico y mental. En realidad no curan todo, pero ofrecen un espectro muy amplio de posibilidades que nos permiten alcanzar el bienestar. Además sería bueno considerarlas como un complemento necesario
El conocimiento de la práctica de la medicina natural prehistórica procede del estudio de las patografías que mostraban las técnicas médicas, los instrumentos, los rituales, métodos empleados, y  ciertas plantas medicinales, algunas de estas prácticas han sobrevivido hasta los tiempos modernos, lo que justifica su consideración en la historia de la medicina alternativa o tradicional
Las enfermedades graves tuvieron especial interés para los hombres primitivos a pesar de que no podían tratarlas. Atribuían estos males a muy diversas causas siendo estas consideradas de acuerdo con las creencias del tiempo y del lugar muchos de ellos consideraban que se debía a la presencia de malos espíritus, demonios, en el cuerpo del afectado. Estas enfermedades debían atajarse mediante conjuros, danzas, sacrificios, hechizos, talismanes y otras medidas. Si al final el demonio entraba dentro del cuerpo de su víctima, por falta de precauciones o a pesar de ellas, todos los esfuerzos se centraban en convertir en inhabitable el cuerpo para el demonio con apaleamientos, torturas o haciendo morir de hambre al paciente. El espíritu ajeno se podía echar con pociones que provocaban un vómito violento o se expulsaba a través de un agujero realizado en el cráneo. Este último procedimiento, denominado trepanación, fue también un remedio para la locura, la epilepsia y el dolor de cabeza.
Sin embargo, las terapias aplicadas en las incapacidades resultaron más eficaces. En las sociedades primitivas se practicaron técnicas quirúrgicas como la limpieza y el tratamiento de heridas por cauterización, cataplasmas y suturas, reducción de luxaciones y fracturas, con uso de férulas (o tablillas). Otras terapias adicionales incluían purgas, diuréticos, laxantes, eméticos y enemas. El mayor logro de la época fue el uso de extractos de plantas, cuyas propiedades narcóticas y estimulantes se iban descubriendo poco a poco. Se demostraron tan eficaces que incluso hoy se siguen utilizando.